"En general, podemos observar que tenemos la tendencia a considerar que la felicidad proviene de las circunstancias externas -explica Ivan Ribas, director del Centro Budista Mahakaruna de Barcelona-. Dedicamos gran parte de nuestra vida al trabajo, a adquirir objetos, a nuestra vida familiar, a nuestras amistades... convencidos de que les necesitamos para ser felices. Por otra parte, el budismo opina que cualquier cosa que es causa de felicidad no puede ser causa de sufrimiento: es incompatible. Y sin embargo, cuántos dolores de cabeza nos da buscar un trabajo, y luego el trabajo en sí mismo; mantener el coche que nos hizo tan feliz (las multas, los aparcamientos, los pequeños o grandes accidentes); la familia incluso, nuestra pareja, nuestros amigos. En todo eso encontramos momentos de gran felicidad, pero también muchos problemas y mucho dolor".
Todo esto forma parte de nuestra vida y está bien que así sea, pero el budismo considera que nada de todo ello, en sí mismo, puede ser causa última de felicidad, desde el momento en que también es causa de sufrimiento.
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