Todo el mundo, sin excepción, aspira a ser feliz. Y sin embargo, por lo visto, nos perdemos en el camino. Las preocupaciones, la tristeza, la ansiedad, el miedo y las enfermedades psicosomáticas llenan nuestra vida y son como un toque de atención que nos avisa de que algo estamos haciendo mal. ¿Es tan difícil ser feliz? ¿Es imposible mantener la sonrisa en el rostro y la paz interior de una forma prolongada? El budismo nos dice que no, que la fuente de la felicidad ya está dentro de cada uno de nosotros y que sólo hay que abrirle la puerta y dejarla deslumbrarnos.
¿Quién no aspira a la felicidad como objetivo prioritario en la vida? Se supone que todos los objetivos, planes y proyectos que nos marcamos en la vida los hacemos porque creemos que nos permitirán vivir bien y ser felices. Estudiamos para tener una cierta preparación que nos permita obtener un trabajo en el futuro que nos guste, o que nos aporte un buen salario. Buscamos una pareja, nos rodeamos de amistades, creamos una familia. Viajamos, decoramos nuestra casa y consumimos productos que nos prometen la felicidad. No hay cosa que no hagamos, presuntamente, porque nos ayudará a estar mejor, a corto, medio o largo plazo. Las prioridades cambian según las personas, pero el objetivo es el mismo: vivir la vida que más nos gusta vivir.
Todo el mundo aspira a la felicidad, y sin embargo, pocas personas se atreverán a admitir que lo son de manera permanente. A lo sumo, reconocemos esporádicos momentos fugaces de felicidad. Y en muchos casos, escucharemos que la felicidad permanente simplemente no existe.
Y sin embargo, existen tradiciones milenarias que lo ven de otra manera, entre ellas el budismo, que plantea la idea de que todos los seres tienen un deseo innato de acercarse a la felicidad y evitar el sufrimiento, y si no conseguimos nuestro objetivo es simplemente porque "desconocemos las causas de la felicidad, así como las causas del sufrimiento".
En otras palabras, la infelicidad es una mera consecuencia de la ignorancia.
¿Quién no aspira a la felicidad como objetivo prioritario en la vida? Se supone que todos los objetivos, planes y proyectos que nos marcamos en la vida los hacemos porque creemos que nos permitirán vivir bien y ser felices. Estudiamos para tener una cierta preparación que nos permita obtener un trabajo en el futuro que nos guste, o que nos aporte un buen salario. Buscamos una pareja, nos rodeamos de amistades, creamos una familia. Viajamos, decoramos nuestra casa y consumimos productos que nos prometen la felicidad. No hay cosa que no hagamos, presuntamente, porque nos ayudará a estar mejor, a corto, medio o largo plazo. Las prioridades cambian según las personas, pero el objetivo es el mismo: vivir la vida que más nos gusta vivir.
Todo el mundo aspira a la felicidad, y sin embargo, pocas personas se atreverán a admitir que lo son de manera permanente. A lo sumo, reconocemos esporádicos momentos fugaces de felicidad. Y en muchos casos, escucharemos que la felicidad permanente simplemente no existe.
Y sin embargo, existen tradiciones milenarias que lo ven de otra manera, entre ellas el budismo, que plantea la idea de que todos los seres tienen un deseo innato de acercarse a la felicidad y evitar el sufrimiento, y si no conseguimos nuestro objetivo es simplemente porque "desconocemos las causas de la felicidad, así como las causas del sufrimiento".
En otras palabras, la infelicidad es una mera consecuencia de la ignorancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario