Científicos del Instituto de Investigación Karolinska señalan que la hormona vasopresina -producida de manera natural y administrada por el gen alelo 334- afecta la capacidad de los mamíferos de permanecer monógamos, por lo cual los hombres portadores "no garantizan una relación estable".
París.- Las crisis conyugales pueden explicarse por la herencia genética de los hombres, concluyó una investigación difundida hoy por el diario francés Le Figaro, que atribuye a un gen masculino los problemas en las relaciones afectivas, como infidelidad.
Científicos suecos del Instituto de Investigación Karolinska en Estocolmo, confirmaron lo que las mujeres suponían desde hace mucho tiempo: "los hombres son más propensos a la infidelidad y a mantener relaciones complicadas e inestables".
Aunque parece la excusa perfecta para un hombre incapaz de casarse o formar una relación duradera de pareja, lo cierto es que el gen en cuestión -alelo 334, que produce la hormona vasopresina- se presenta en cuatro de cada 10 hombres en Suecia.
"Hay muchas razones para explicar el hecho de que una persona tenga problemas de pareja, pero es la primera vez que se menciona la posibilidad de que un gen específico esté vinculado a la manera en que los hombres se relacionan con su pareja", según el estudio.
Hasse Walum, científico del Instituto Karolinska responsable de la investigación, explicó en un comunicado que los hombres portadores de unos o dos ejemplares del alelo 334 se comportan de manera diferente a otros en sus relaciones de pareja.
La frecuencia de los problemas en las relaciones de hombres con ese gen fue dos veces más elevada que en aquellos que no lo portan y sus compañeras -en el caso de las mujeres casadas- están en promedio menos satisfechas de su relación que las otras mujeres.
Walum aclaró sin embargo que el hecho de que el gen influya en el comportamiento masculino, "no puede utilizarse para predecir cómo actuarán".
Según el estudio, la hormona vasopresina -producida de manera natural y administrada por el gen alelo 334- afecta la capacidad de los mamíferos de permanecer monógamos, por lo cual los hombres portadores "no garantizan una relación estable".
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